La gente en La Cantera no podía creer que en un partido femenil entre Pumas y América se escucharan tales barbaridades
Se ha vivido uno de los episodios más desagradables en la historia del futbol en México y, para mala suerte, fue en el interior de una instalación como la de los Pumas de la UNAM. La gente en La Cantera no podía creer que en un partido femenil entre Pumas y América se escucharan tales barbaridades, insultos racistas incontrolables del público hacia las jugadoras visitantes.
“¡Águilas hondureñas!”, con desprecio y odio se escuchaba —a coro— de muchos de los asistentes a La Cantera, cada vez que una futbolista del América tocaba la pelota. La incredulidad fue del presidente del club, Rodrigo Ares de Parga, , ante tal acto de racismo, hecho del que —seguramente— en la Liga MX ni cuenta se han dado, pese a que está muy bien documentado por el sitio de internet Mediotiempo.com.
La FIFA ha sido enfática en castigar cualquier acto de racismo en el futbol, postura a la que debería sumarse de manera inmediata la cúpula de la Federación Mexicana de Futbol e intentar desaparecerlo por completo, tomando medidas drásticas.
La UNAM y los Pumas están totalmente en contra del racismo, lo condenan y seguramente, por lo que tengo de información, tienen plenamente identificados a los responsables, a los que no dejarán volver a entrar a sus instalaciones, medida que —como club— es la correcta.
Una universidad, para ser considerada como tal, tiene que cumplir varios requisitos, que van desde la libertad de cátedra, la docencia, la investigación y la difusión, pero —sobre todo— el ser incluyente, el no importar si tus aulas, laboratorios y oficinas están pobladas de blancos, negros, católicos, judíos, asiáticos, o seguidores del América, las Chivas, los Pumas o el Cruz Azul. Ese principio básico se fue al caño gracias a unos engendros que se colaron y las autoridades universitarias, por ese principio básico de libertad y ser incluyentes, no pudieron hacer algo en ese momento.
El racismo debe desaparecer en el futbol, como también debe erradicarse la xenofobia. Actos como estos tienen que ser denunciados, los especialistas en el deporte tienen que gritar sobre lo sucedido y no, como siempre pasa, que dependiendo de los intereses de para quien trabajan, los defensores de la igualdad de género, que condenan racismo y la xenofobia, terminen como una pose más. Deben denunciar de manera recta y contundente este tipo de salvajada por parte de dizque aficionados al futbol.
Así que a olvidarse de las poses y de tratar de quedar bien todos con todos. Reprobemos, denunciemos y actuemos, sobre todo actuemos, todos los que de alguna manera estamos en el deporte, en contra de las inmoralidades que se viven en muchos campos de futbol en México.
Esta noticia pertenece a El Universal