El Seminario Taller Teórico Metodológico Cuerpo, Racismo y Poder tuvo lugar en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México los días 9, 10 y 11 de agosto de 2017. El programa se realizó con la coordinación general de Olivia Gall, profesora titular del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades y responsable técnica de INTEGRA, y con la co-cordinación de las estudiantes Reyna María Cruz Tolentino de la Facultad de Estudios Superiores de Cuautla, Amarilis Pérez Vera y Daniela Ramírez Camacho del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Esta fue una iniciativa del grupo temático Género, Racismo, Etnicidad y Justicia de dar a los/ las estudiantes los recursos y apoyos necesarios para organizar actividades que correspondieran con los principales objetivos de INTEGRA, pero también con los de las propias investigaciones en curso de los/las estudiantes. Es así, que los objetivos fundamentales de Seminario fueron: 1) ofrecer una diversidad y actualización de las herramientas teóricas y metodológicas para abordar el racismo; y 2) abrir un espacio de reflexión más allá de los formalismos y modismos académicos para desestabilizarlos y posicionar así otros espacios para la teorización.
El programa inició con un taller teórico metodológico impartido por Silvia Citro de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Citro tiene una vasta experiencia en la performance-investigación participativa, en la metodología dialéctica descolonial, así como en el conocimiento de la performance y el arte latinoamericano.
La propia Citro considera que su labor como investigadora ha tenido dos etapas: una individual marcada por lo que llama las dialécticas de y desde las corporalidades; y otra colectiva donde ha desarrollado la performance-investigación participativa con el Equipo de Antropología del cuerpo y la performance en la UBA. Citro compartió con nosotros/as el amplio y complejo conocimiento metodológico adquirido desde ambos caminos y nos dirigió en varios ejercicios de improvisación y representación para reflexionar sobre la interseccionalidad entre raza, género, sexualidad y clase en la materialización (Judith Butler) de los cuerpos legítimos (Pierre Bourdieu) y abyectos (Butler) mediante la puesta en movimiento de nuestros propios cuerpos.
A continuación abrió la discusión Judith Bautista, coordinadora del Colectivo COPERA para eliminar el racismo en México, con la presentación de la metodología y los resultados de su investigación sobre mujeres indígenas y racismo, haciendo una particularización sobre cómo algunas mujeres indígenas sufren el racismo cotidiano y/ o institucional en México y cómo negocian la materialización de sus cuerpos. Asimismo, la investigación de Bautista tiene un referente autorreferencial ya que ella misma es una activista zapoteca.
Luego Natalia de Marinis presentó “Intersección de raza, género y etnicidad. Retos teóricos y metodológicos”. En esta sesión se abordó la propuesta de interseccionalidad planteada por la académica y activista afroamericana Kimberle Crenshaw a principios de los noventa. El concepto de interseccionalidad sitúa la importancia de ver cómo múltiples categorías (raza, género, etnicidad y clase) operan en cuerpos de mujeres diversas para generar exclusiones que no pueden ser vistas desde un solo lente. A partir de situar los márgenes desde donde se define la situación de exclusión de mujeres afromericanas tanto al interior del movimiento feminista, por el racismo y etnocentrismo, como del movimiento antirracista, por el sexismo presente, la autora analiza varios casos planteando la importancia teórica de situar histórica y contextualmente esta perspectiva.
En un segundo momento, se presentaron los planteamientos desde los feminismos de América Latina, principalmente los llamados feminismos descoloniales para comprender desde la experiencia de mujeres indígenas cómo se está pensando y teorizando sobre los entrecruces de diversas categorías que las ubican en situaciones de desventaja al interior como fuera de sus pueblos. A fin de comprender cómo se está planteando el tema de la interseccionalidad a partir de diversos informes continentales y nacionales sobre la situación que guardan los derechos de género de mujeres indígenas, se presentaron algunos informes donde para el caso de México, el tema del racismo aparece ausente. También se abordó su ausencia desde el planteamiento de la noción de triple opresión planteada desde la antropología feminista.
Se finalizó la sesión con algunos testimonios de mujeres indígenas para problematizar acerca de cómo se piensa su situación de exclusión y cómo el racismo está oculto en sus lenguajes. Sobre todo, el rechazo que manifestaron al concepto de “raza” en un espacio donde se habló de la noción de interseccionalidad.
En principio, siguiendo la crítica de Mara Viveros Vigoya y de la propia Crenshaw, se partió de la necesidad de situar histórica y contextualmente la noción de interseccionalidad, entendiendo que no debemos despojar este concepto del horizonte crítico y de su concreción y práctica política; por otro lado, se planteó una diferencia respecto de la noción de opresión, para situar el componente de resistencia y acción política y, como se comentó en la sesión, por la manera en que las propias mujeres indígenas rechazaron situarse desde una triple opresión. Otro de los debates que surgieron fue en relación a cómo cada una de las categorías planteadas en la perspectiva de la interseccionalidad requiere de una perspectiva histórica y localmente situada, como la noción de raza. Para concluir, quedó expuesta la pregunta sobre cómo la categoría de etnicidad fue racializada en México y cuáles son las son las estrategias metodológicas para plantear las problemáticas del racismo cuando los propios actores no siempre lo plantean así.
Morna Macleod Howland presentó “Mujeres mayas: racismo, cuerpo y violencia en Guatemala”, un hermoso trabajo que recoge más de una década de investigación y acompañamiento al movimiento maya en Guatemala en el que la propia investigadora y activista ve cuestionadas sus posturas feministas y antirracistas a través la interlocución con las mujeres mayas, quienes articulan una reflexión sobre los derechos individuales y colectivos y advierten en su identidad maya una fuente de resistencia étnico-racial, pero también de opresión como mujeres. El traje maya recoge en el cuerpo de las mujeres que lo llevan –como una extensión del propio cuerpo–, esta historia y afectividad.
Concluyó el programa del Seminario Jesús María Serna Moreno que nos compartió los primeros avances de una investigación sobre “Los feminismos “negros” y la Red Afrolatinoamericana y de la Diáspora”. Otra vez, los investigadores manifestaron el aspecto personal que los impulsó a emprender tales búsquedas. En el caso de Serna, años atrás él era un pensador de izquierda que desconocía la lucha feminista. También conoció feministas que ignoraban las críticas del feminismo latinoamericano, afroamericano e indígena al feminismo hegemónico.
En el caso de la población afrodescendiente, la lucha feminista se enmarca en un cuadro de explotación superior, ya que mediante la expropiación de la libertad y la fuerza de trabajo negras, se fundaron las naciones latinoamericanas y se enriqueció una clase blanca y poderosa. A ello hay que sumar, en el caso mexicano, el no reconocimiento de la población afrodescendiente en la conformación del estado y la cultura mexicanos.
Las principales críticas que el feminismo negro hace al feminismo hegemónico son: la expropiación y anulación de la multiplicidad de historias a través de la expropiación de la memoria histórica, de la definición de la opresión y del diseño de estrategias políticas.
En este contexto funge la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. Esta Red promueve los valores del reconocimiento a las identidades de las mujeres afrodescendientes, el respeto a la diversidad, la horizontalidad, el fomento de las formas de participación democrática, inclusiva y de conducción colegiada, la solidaridad, la igualdad, la equidad, el compromiso y la responsabilidad. Una de sus principales demandas es hacer ver que un tercio de las mujeres negras son jefe de familia. Muchas de ellas reciben poca o ninguna ayuda para la sustentabilidad del hogar. Es decir, están solas, en condiciones de pobreza y discriminación como las únicas responsables de la reproducción y la familia. En este sentido, debo decir que esta situación es cada vez más común entre las mujeres, sobre todo si son mujeres pobres y sin educación. Ni el estado, ni la sociedad en su conjunto están tomando ninguna responsabilidad sobre la reproducción de la vida.
Señalan las compañeras de la Red que las mujeres negras si entran al mercado laboral están en situación de desventaja por su color de piel y género frente a hombres y mujeres blancos, pero también frente a hombres negros. Muchas de las mujeres afrodescendientes se ven obligadas a migrar para garantizar un mejor sustento a sus familias; sin embargo, en los lugares de destino les espera también la discriminación racial. Por su pobreza, condicionada por sólidas, dominantes e históricas estructuras de explotación y discriminación racial, son víctimas de la trata, la explotación sexual y la insalubridad.