Sabores de helados y acciones antirracistas

Caminaba por una de las tantas calles de la Ciudad de México cuando vi una heladería a la que nunca había entrado y tuve curiosidad de conocer los sabores que ofrecían. Tan pronto se abrieron las puertas escuché que un joven se había decidido “sí, me da uno de Negrito Sandía, por favor”. De inmediato pensé “¡¿Negrito Sandía?!” Un montón de cosas vinieron a mi mente y mientras trataba de exponer al vendedor por qué ese es un nombre inadecuado que reproduce el racismo, veía que en él se generaba una expresión de “¿y a mí qué?… no me interesa, no es mi problema” seguido de un gesto de “¿va a pedir algo o qué?”. Amablemente ignoró todas mis explicaciones, pero me dijo que escribiera por Facebook a la Heladería. La respuesta de uno de los socios fue inmediata; expresó su preocupación por la situación, añadió que el nombre se debía a la famosa canción de Cri Cri y solicitó una explicación más detallada.

Pocos días después, Afrodescendencias en México Investigación e Incidencia AC envió un correo electrónico con información al respecto. En dicha comunicación expresamos que “Negrito sandía” es una manera desafortunada de llamar a uno de los helados, toda vez que reproduce estereotipos que afectan la imagen de las personas afrodescendientes, afromexicanas o negras y vulnera sus derechos porque incentiva el uso de apodos para referirse a niños afrodescendientes, siendo esta práctica una de las principales expresiones del bullying racista en las escuelas.

Además, la canción de Francisco Gabilondo Soler, escrita hace más de ochenta años y titulada “Negrito Sandía”, asocia a las personas “negras” con una manera incorrecta de hablar, comportamientos inadecuados y violencia; ello se confirma en frases como las siguientes: “salió más deslenguado que un perico de arrabal”, “Negrito Sandía ya no diga picardía”, “Negrito Sandía, ya no diga groserías” (Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri, 1934, letra tomada de: www.cri-cri.net/Canciones/negritosandia.html).

Asimismo, expresa que las personas “negras” tienen una dificultad para aprender o cambiar a lo largo de su vida:

El día que sea mayor de edad, y te presentes en sociedad, serás grosero y descortés cuando discutas con un marqués”, “Por su comportamiento consejos yo le dí, y como buen ingrato los guardó en un calcetín” (Ibidem). Aunque el “negrito” nació con “cara angelical” y es “lindo” como un “querubín”, el texto de la canción nos advierte que es grosero, ingrato y tiene dificultades para aprender -su aparente belleza no debe engañarnos-.

Más grave aún resulta el hecho de que la canción normaliza la violencia contra niños y adultos afrodescendientes con versos como los siguientes: “Y mientras ella te va a agarrar en los cajones he de buscar una libreta para apuntar los garrotazos que te va a dar”, “Con el palo que utiliza el castigo te horroriza. Y después de la paliza me voy a morir de risa” (Ibidem). ¿Todas las palizas que horrorizan causan risa? ¿O únicamente aquellas que recibe un niño negro cuyo nombre es tan poco significativo que basta el apodo de “Negrito Sandía”?

No se trata de acusar a Gabilondo Soler ni a nadie más de racista, lo que es realmente importante esreconocer cómo el racismo se expresa y logra perpetuarse en nuestras sociedades. Son profundas las raíces históricas del racismo que se expresa en esta canción y que se reproducía -sin saberlo- en el nombre del sabor del helado. William Black, estudiante de historia de la Universidad Rice en Houston, analizó cómo se generó el estereotipo racista que asocia a los afrodescendientes con las sandías. Su trabajo señala que las poblaciones de origen africano de Estados Unidos que acababan de lograr su libertad encontraron en la producción de esta fruta una vía de ascenso económico; pero grupos de supremacistas que incentivaban el racismo comenzaron a publicar imágenes y escritos que ridiculizaban a las personas negras afirmando que comían demasiada sandía y al consumirla se tornaban peligrosos o salvajes (www.theatlantic.com/national/archive/2014/12/how-watermelons-became-a-racist-trope/383529).

También es posible encontrar numerosas imágenes donde la sandía se utiliza como una manera de caricaturizar a las personas negras o afrodescendientes, acompañando los gráficos con palabras o frases racistas que les asocian al salvajismo y la locura o les asemejan a cerdos, mapaches o seres que no han evolucionado. La imagen que esta Heladería utilizaba para promocionar el sabor “Negrito Sandía” recordaba a dichas publicaciones racistas. Algunas de estas imágenes se han incluido en este artículo con la finalidad de visibilizar y denunciar el racismo que consideramos que reproducen, con la esperanza de sensibilizar sobre los graves daños que ocasiona.

Tras el intercambio de información, los responsables de la empresa Helado Obscuro decidió cambiar el nombre del sabor del helado y dejar de utilizar dicha imagen. Esta anécdota podría parecer trivial pero no lo es, porque demuestra que la divulgación del conocimiento es fundamental para que la sociedad tome conciencia de los males que la aquejan y de que es posible transformarla.

Pequeños cambios pueden hacer la diferencia en la lucha por un mundo libre de todo tipo de discriminación, o como dijera Edmund Burke, “Nadie cometió mayor error que aquél que no hizo nada porque sólo podía hacer un poco” (www.quotes.net/quote/38644). Y es que cuando el racismo se encuentra hasta en la sopa -o el helado- es precisamente de allí de donde debemos erradicarlo.Afrodescendencias en México AC celebra que la Heladería haya decidido modificar el nombre de ese sabor; porque ninguna de las expresiones del racismo es digna de nombrar ningún sabroso helado. ¡Que en 2018 comamos mucho helado mientras combatimos el racismo!